Realmente, todas. -se acerca a ella para tomarla de la mano y llevarla hasta el salón, al sofá. Se descalza para sentarse cómodamente con los pies encima de éste- ¿Qué solías hacer cuando eras pequeña?
No es un juego, genuinamente me gustaría saber ese tipo de cosas de ti.
Sin pensar en el trabajo, me gustaría saber cuales son tus sueños, qué te gusta, qué no te gusta, a dónde me llevarías a cenar, cuál es tu color favorito, la película o el libro que te hace llorar, qué música escuchas..., hay mucho que no sé de ti.
Tenía pensado tirarme en el sofá, ver cualquier cosa en la televisión, pero ahora estás tú aquí conmigo, así que podemos hablar, planear, conocernos más, puedo besarte y, cuando quieras, podemos volver aquí a mi cama.
-alzó una ceja inquisitiva - ¿Qué quieres decir?
La ducha fría me ha sentado bien.
Te lo digo y te lo confirmo.
Discúlpame, aún me cuesta dejar de recordar lo bien que te sentaba el uniforme.
Estás perdonada. Me gusta la visión que tienes al respecto, y entiendo tu frustración. Eres una buena detective de policía, Renée.
De acuerdo entonces. -cuando sale del armario va vestida con unos cómodos vaqueros, una camiseta de manga corta blanca y unas deportivas cómodas. Aún tiene el pelo mojado- Creo que me ha sentado bien la ducha, al menos no siento el cerebro tan embotado.