(El detalle es que las sirenas no existen) Aoki solo sonríe. Esa sonrisa practicada que logra que se mimetice entre los altos mandos del partido invitados a este evento estrictamente privado, exclusivo para los miembros de la alta sociedad del continente (+)

Entre risas y conversaciones con compañeros toma con sus palillos la carne, la sumerge en salsa y la mete en su boca sin dudarlo. Mientras mastica ignora la mirada de horror que Sawashiro le dedica a la distancia. Para ser de sirena sabe a un cerdo más intenso, es lo único en lo que puede pensar.