La línea principal de tensión va desde la mano extendida de Eurídice hasta las manos suplicantes de Orfeo, creando un arco dramático. El movimiento ascendente de Eurídice contrasta con la postura inclinada de Orfeo, generando una tensión visual que enfatiza la separación inminente.
Orfeo y Eurídice (Catharine Adelaide Sparkes) XIX, Prerrafaelismo (Colección privada) Los dioses acceden a que Orfeo rescate a Eurídice de la muerte, pero la condición era que no podía mirar atrás hasta que los rayos del sol bañaran a Eurídice. Al final la miró y esta se desvaneció para siempre.
La composición de la obra está dominada por la gran nave de Ulises, que ocupa el centro-izquierda, en contraste con las formaciones rocosas a la derecha. Las sirenas, en el primer plano inferior derecho, añaden un foco de atracción visual. Odiseo atrapado entre el peligro y su deber.
Odiseo y las sirenas (Gustave Moreau) XIX, Simbolismo (Museo Moreau, París) Odiseo, siguiendo los consejos de la hechicera Circe, se ata al mástil de su barco mientras su tripulación se tapa los oídos con cera. Así, logra escuchar el canto de las sirenas sin enloquecer.
Los personajes principales están dispuestos en una composición horizontal que atraviesa el centro del cuadro. Helena, la figura central, y los hombres que la rodean forman una fila que se extiende de un lado a otro de la pintura.
El rapto de Helena (Luca Giordano) XVI, Barroco (Museo del Prado, Madrid) La obra muestra el rapto de Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta, por el príncipe troyano Paris. Este evento marca el inicio de la Guerra de Troya, uno de los conflictos más célebres del mundo antiguo y literario
Las líneas principales de la composición forman una diagonal desde la parte superior izquierda hacia la inferior derecha. Esta diagonal crea una tensión dinámica que guía la mirada del espectador entre las dos figuras principales.
Afrodita y Ares (Lavinia Fontana) XVI, Renacimiento tardío (Palacio de Liria, Madrid) Representa a Afrodita con Ares, dios de la guerra, mostrados en una escena íntima. Los dos dioses se embarcan en una relación amorosa clandestina, ya que Afrodita estaba casada con Hefesto, dios del fuego.
Artemisa en el centro de la composición, destaca frente a un fondo boscoso. Su postura, con un brazo levantado para proteger sus ojos del sol, crea una línea diagonal que añade dinamismo a la imagen. El arco y las flechas actúan como elementos complementarios que equilibran la composición.
Artemisa, la cazadora (Guillaume Seignac) XIX, Academicismo (Colección privada) Representa a la diosa Artemisa, diosa de la caza, con su característico arco, carcaj de flechas y su tocado de medialuna. Artemisa se asociaba a la luna, así como a su hermano apolo se le asociaba al sol.