Esta mujer no necesita terapia, necesita un movimiento social organizado que haga que a las personas responsables de esta tropelía les tiemblen un poco las rodillas al pensar en lo que han hecho.

La cuestión no es si esta persona puede organizar sus horarios, es si puede trabajar y vivir de una forma digna, sin estar atravesada por el dolor ni la preocupación por las consecuencias económicas y de salud que este le acarree.

Hay veces que no intervenimos sobre el dolor ajeno por la otra persona, sino por nosotros mismos, por el malestar que genera la impotencia, y es importante reconocer esto y aprender a tolerarlo.

Voy a ir pensando el outfit para los próximos juicios de Núremberg.

No sé de qué hablas.

"She pavloved herself" she pavloved EVERYONE ELSE.

Que se considere revolucionario que si quieres que tu hijo aprenda a usar el armario le pongas un armario de su talla informa muchísimo de qué perspectiva se ha tenido de los derechos de la infancia durante siglos.

Incluso habrá veces que la persona haya desarrollado intuitivamente sus propias herramientas y puedan aprovecharse o mejorarse. Pero para eso es importante quitarse el capacitismo y el sentimiento de superioridad de la mirada.

Mucho más complejo, lento y frustrante es plantearse en qué punto de la tarea está teniendo dificultades quien tenemos delante (sí, aunque nosotros no las tengamos) y de qué manera se le puede simplificar o facilitar el proceso.

Y esas reglas, que son continuamente reforzadas por el entorno (macro y micro) generan grandes cantidades de malestar. Porque no son las que necesita la persona, pero son "lo normal".