Es muy curioso pensar cómo en el mundo del individualismo burgués donde todas las soluciones a problemas reales se reducen a una idea abstracta de individuo racional actuando aún puede haber imperios con tanta asabiya. Suficiente para mitigar la acción coordinada de los dominados.

Al final resulta contradictorio ese discurso del hombre hecho a sí mismo que cambia al mundo actuando en favor de los intereses de la producción, o sea el mercado. Y lo resulta porque es justo la acción coordinada y la solidaridad de la clase dominante la que posibilita este orden.